La presión de inyección es regulada por una pequeña válvula de descarga situada junto a la bomba de gasolina. La idea es que cuando la presión alcance 3 bar, el exceso de gasolina vuelva de nuevo al depósito. Pero puede ocurrir que la válvula esté defectuosa y salte a menos presión. También puede ocurrir que los conductos de gasolina del interior del depósito estén dañados y se pierda el combustible por sus paredes, provocando también una disminución de la presión. En ambos casos la moto fallará más cuantas más revoluciones tenga el motor. Para comprobar la presión, se conecta un manómetro a la salida de la bomba, por supuesto intercalado con el conducto que suministra la gasolina a los inyectores.
Después de conectar todo, solo queda arrancar la moto y ver como evoluciona la presión. Debería ser constante, marcando los 3 bar al dar el contacto. En la foto no se ve muy bien, pero la aguja casi llega a la marca roja que indica los 3 bar de presión con el motor en funcionamiento.
